Everest en datos

Edmund Hillary fue un neozelandés intrépido que sirvió en la Real Fuerza Aérea de Nueva Zelanda como piloto de altura durante la Segunda Guerra Mundial. Pero él no es conocido por sus correrías bélicas, sino por conquistar por primera vez en 1953, junto al sherpa Tenzing Norgay, el pico más alto de la tierra, el Everest, de 8850 metros.

Estos dos aventureros fueron los primeros en escalar con éxito el Chomolungma, como se conoce al Everest en tibetano, pero no han sido los últimos. Más de 8200 personas han coronado esta cima después de Edmund Hillary y Tenzing Norgay. En concreto, 642 escaladores vencieron con éxito a la montaña en 2017, según The Himalayan Database.

A lo largo de los años, las personas que han intentado subir al Everest y han errado, superan al número de montañeros que lo han conseguido. Pero esta situación ha cambiado en el siglo XXI. “La evolución de la previsión meteorológica y el super-equipo de sherpas que trabajan constantemente subiendo cientos de botellas de oxígeno para sus clientes han ayudado a que los fracasos se conviertan en éxitos”, detalla Oriol Baró, alpinista profesional.

Juanito Oiarzabal, alpinista español que ostenta el record mundial de ascensiones a ochomiles (26 para ser exactos), agrega: “Si no hubiera estos partes meteorológicos un porcentaje muy elevado de los que suben al Everest sin duda perderían la vida en la montaña".

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Nº éxitos y fracasos everest
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Así, el año pasado, casi el 70% del total de alpinistas que intentaron subir al techo del mundo lo lograron. No obstante, en el año 2014 el territorio nepalí sufrió uno de las grandes catástrofes naturales de su historia. Un terremoto sacudió las montañas más altas del mundo causando la muerte de cerca de 8.000 personas en Nepal.

Esta tragedia provocó que decayera drásticamente el número de expediciones al Everest en ese año. Por la misma causa, en 2015 nadie puso la bandera con éxito en este pico. Este fue un hecho inédito en 40 años, ya que para conocer la última vez que la montaña no fue tomada habría que remontarse al año 1974.

Alpinismo profesional vs expediciones comerciales

Tanto el Everest como otras montañas, son escaladas por alpinistas profesionales y por expediciones comerciales. “El Everest ahora es como el Mont Blanc o el Aneto, una montaña para ganarse la vida. Hay muchos sherpas trabajando toda la temporada para tener la ruta normal en perfectas condiciones”, explica Baró.

Para los que se dedican al alpinismo de alta montaña, escalar el Everest es una aventura que bien podría ser sacada de un capítulo de Ulises en la Odisea. Los más puristas del alpinismo intentan la proeza de subir al pico sin oxígeno. El resultado es caótico. En 2017, sólo 10 alpinistas de 168 lograron escalar con éxito el Everest sin utilizar O2 embotellado. En otras palabras, el 6% de los alpinistas logró este objetivo.

Hay algunos que son aún más intrépidos y suben el Everest en invierno. En esta estación del año las temperaturas pueden llegar hasta los 60º bajo cero. ¿Quién habrá conseguido tal esfuerzo titánico? 15 alpinistas en toda la historia, 10 de ellos son japoneses, ningún español.

Precisamente, este mismo 2018, Alex Txikon ha sido el último español en intentar coronar el Everest en invierno y sin oxígeno embotellado, algo que todavía nadie ha conseguido. “La montaña está en su versión más agresiva en esta época del año. Ha sido uno de los retos más duros a los que me he enfrentado”, explica el alpinista. Y añade: “Las condiciones meteorológicas no permitieron llevar a cabo nuestro sueño”.

Alex Txikon tiene 36 años y ha logrado escalar 10 ochomiles. La mayoría de los escaladores que suben al Everest tienen entre los 30 y 40 años. Pero hay quien lo intenta con edades más avanzadas, como el caso de Min Bahadur Sherchan, de 85 años. El nepalí buscaba el récord de persona de mayor edad en hollar el Everest. Estaba en el campo base cuando le dio un ataque al corazón que acabó con su vida. También hay hueco para los más jóvenes. Cinco hindúes con tan solo 17 años lograron pisar la cima de la emblemática montaña.

La tierra natal de los alpinistas

El Everest es un lugar de reunión entre culturas y nacionalidades. El pico ha sido visitado por personas de 156 países diferentes. Los nepalíes son, por cercanía y lógica, los que más la suben, seguidos por los estadounidenses y los ingleses. Nuestro país está unos puestos más atrás, exactamente en el número 8. Pero si nos centramos en la Unión Europea, España es el país con mayor número de alpinistas que han intentado subir al Everest.

Nº de alpinistas según su prcedencia
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La orografía montañosa de la península ibérica incita a sacar la mochila e irse a escalar picos. Además, ¿cuál es una de las cualidades que define a los españoles? La aventura. “Siempre queremos descubrir y explorar. España ha tenido grandes escaladores que han servido de inspiración para los que han venido detrás. Por eso hay una gran tradición por el alpinismo en nuestro país”, reseña Álex Txikon.

El número de licencias en Federación Española de Deportes de Escalada y Montaña (FEDME) no ha dejado de crecer en los últimos años. En 2017 el número de personas con licencia fue de 112.509. Mientras que 10 años antes había 76.800 inscritos, lo que supone un aumento del 46%.

El alpinismo ostenta la quinta posición como deporte con mayor número de licencias, solo superado por el futbol, el baloncesto, la caza y el golf, según los últimos datos de 2016 del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Mapa del Himalaya

El mapa sólo es compatible con PC.

Una profesión de riesgo

El 17 de octubre de 2001 ocurrió la mayor tragedia del alpinismo español que se ha visto hasta la fecha. Cinco escaladores vascos perdieron la vida en el Pumori (7.161 m), conocida como La hija del Everest. La montaña es fácilmente escalable, aunque las frecuentes avalanchas peligran el ascenso. Así fue como los jóvenes montañeros españoles, ninguno superaba los 27 años, quedaron sepultados bajo un manto de nieve.

¿Por qué los alpinistas realizan un deporte donde se juegan tanto la vida? “Nosotros estamos hechos de otra pasta. Cuando sales de casa a un ochomil, sabes lo que te puedes encontrar allá”, explica Juanito Oiarzabal, el primer español y el sexto del mundo en ascender los 14 ochomiles. “No puedes ir pensando en los compañeros que has perdido. Es verdad que siempre lo tenemos en la retina, pero lo llevamos con una cierta naturalidad”.

El afán de superación anima a que cada año miles de personas arremetan a conquistar las montañas más altas de nuestro planeta. En el caso de Oiarzabal, ha sido una cuestión de ambición. “No he subido 26 ochomiles por casualidad. Mi motivación es querer llegar a la cumbre, demostrarme día tras día lo que soy capaz de hacer y he hecho durante toda una vida”, relata el alpinista.

Annapurna: la montaña mortal

Este pico de 8091 metros ostenta el título de ser el ochomil con el mayor índice de mortalidad del mundo. El porcentaje de muertes en el Annapurna respecto al número de ascensos es del 27%. Aunque es una cifra que ha bajado en el último año, sigue siendo el indicador más alto del Himalaya.

“El Annapurna siempre ha sido una montaña muy avalanchosa y muy técnica”, explica Oiarzabal. “Hay una serie de sedac (bloques de hielo) colgados donde discurre la ruta de ascenso que la convierte en una de las montañas más peligrosas”, añade.

Otra de las montañas más peligrosas del Himalaya es Daulhagiri (8.167 metros), con un índice de mortalidad del 15,5%. Es la séptima cima más alta de la Tierra y su ascenso es toda una odisea. “Hay que hacer una travesía muy delicada a 8000 metros para ponerte debajo de la cumbre, que complica mucho la escalada”, detalla Oiarzabal.

Recientemente, el español Carlos Soria ha intentado escalar la cima del Daulhagiri a sus de 79 años, intento que se vio frustrado por las condiciones climáticas. "Trabajamos mucho, pero con muy poco resultado. El viento fue muy desfavorable. A pesar de esto, subí delante de gente que venía con oxígeno y eran mucho más jóvenes que yo. Estoy muy contento por cómo he andado por la montaña", explica Soria en su canal de Youtube.

El tercero en la lista es el Kangchenjunga (8.586 metros). Su nombre significa los cinco tesoros de las nieves debido a que la cima tiene 5 picos. Es la tercera montaña más alta de la Tierra y también de las más peligrosas: su índice de mortalidad es del 14,6%.

¿Qué es lo que más temen los alpinistas?

Las avalanchas de nieve pueden alcanzar una velocidad de 130 kilómetros por hora en cinco segundos, según informa National Geographic. “Este desprendimiento de nieve se puede producir por las fuertes rachas de viento, la rotura de una placa o las lluvias”, aclara Alex Txikon, ochomilista profesional.

Estos fenómenos de la naturaleza son difícilmente evitables. La prevención es la única forma de eludir las avalanchas, ya que todavía no existe una tecnología completamente fiable que avise de estos desprendimientos. “Hay que saber esperar cuándo cae una gran nevada en el campamento base para que toda la nieve asiente bien en el terreno. La propia experiencia te dice si la montaña está muy cargada o deja de estarlo”, determina Oiarzabal.

Las avalanchas son el tipo de muerte más común en alta montaña. En el caso del Annapurna, el 50% de las muertes son causadas por avalanchas. En las demás grandes montañas, la situación es similar. En paralelo, las caídas son otras de las formas de quedarse en la montaña para siempre y ocurren, en la mayoría de los casos, de forma fortuita.

“Se pueden producir porque se cae un bloque de hielo y te separa de la pared; hay mucho hielo cristalino y los crampones no entran bien; o tienes un resbalón y no eres capaz de parar con el piolet”, enumera Oiarzabal. Hay también muertes más increíbles y anecdóticas, como el caso de un sherpa que en el año 1995 fue fulminado por un rayo en el Everest.

Annapurna: tipo de muertes
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Metodología

Para la recogida de datos sobre las distintas montañas se ha utilizado The Himalayan Database. La base de datos recoge una información completa sobre los picos, miembros y expediciones que se han hecho en esta cordillera.

El reportaje sólo ha incluido montañas que aparecen en la The Himalayan Database. Esta base de datos sólo hace el seguimiento de las expediciones al Himalaya de Nepal, incluyendo picos que hacen frontera con varios países como el Cho Oyu, el Everest y el Kangchenjunga. Montañas mortíferas como Nanga Parbat, K2, Sisha Pangma (pertenece a China), Broad Peak tampoco aparecen en Himalayan Database, por lo que se han descartado del reportaje.

Para extraer los datos del Himalayan Database se han realizado las siguientes operaciones: Para sacar el número de escaladores que han escalado el Everest con éxito, es decir haber conseguido subir a la cima, se ha filtrado msucess como verdadero. Para extraer los que lo han hecho sin oxígeno, se ha añadido el filtro de mo2used como falso.

Para conocer cuántos escaladores han subido el Everest con éxito en invierno se han tomado dos variables: mseason, filtrando por el número 4, que corresponde a la estación de invierno, y msucess como verdadero.

En cuanto al país de procedencia del expedicionario, sólo se quería reflejar que tipo de nacionalidades intentaban subir al Everest, sin tener en cuenta si ha conseguido llegar a la cima o no. En este caso la clasificación varía un poco.

La tasa de mortalidad se ha calculado relacionando el número de personas que han subido a la cima con éxito (sin contar con los que han fracasado) con el número de muertos. De esta forma, si en el Annapurna han muerto 71 personas y el número de ascensos con éxito es de 261 personas, la tasa de mortalidad será del 27%.

La aplicación del mapa se ha hecho con el programa informático Unity, que utiliza un lenguaje de programación llamado C#, el cual se ha usado para hacer el dron y las ventanas flotantes. En el menú de la aplicación se ha optado por introducir las montañas de mayor relevancia. Se han tenido en cuenta factores como altura del pico y la peligrosidad de la montaña.

En el mapa el lector echará de menos picos como el k2, Nanga Parbat (los dos primeros no aparecen en la base de datos por no pertenecer al Himalaya) Manaslu, Annapurna, entre otros. La visualización del mapa se ha hecho únicamente con 60 km a la redonda del Everest, por eso muchos picos importantes no han sido reflejados en la visualización.

En la visualización del mapa ha colaborado el programador en Unity Javier Ballesteros, que cuenta con un canal de Youtube sobre temas informáticos llamado SP26 de más de 100.000 seguidores.

Para la realización de los gráficos y slides se han utilizado programas como Infogram, herramienta de visualización de datos y Slides, aplicación para hacer presentaciones.

Por último, la página web se ha conseguido a través de una plantilla de HTLM5up, pero se han incluido elementos iframe externos que no son responsive, por eso, al ver la página en un dispositivo móvil hay elementos iframe que quedan descuadrados.

Justificación y relevancia del proyecto

Este proyecto, realizado a través del Master de Periodismo de Datos del Centro Universitario Villanueva, surgió porque quería introducirme en un tema que desconocía por completo. Habituado a escribir reportajes sobre temas empresariales y de marketing, el alpinismo se me antojaba todo un reto y una motivación. Cuando encontré The Himalayan Database, una base de datos muy completa sobre datos del Himalaya, creí oportuno tratar el tema del alpinismo desde un punto de vista diferente, desde el periodismo de datos.

De este modo, los conocimientos aprendidos en el máster me han ayudado a realizar este Trabajo de Fin de Máster. En concreto, asignaturas como Storytelling, Hojas de Cálculo, Mapping, Visualización de Datos, Web Scrapping, entre otras, me han facilitado la resolución del trabajo.

Sobre mí

Me gradué en periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos en 2017. Actualmente estoy haciendo prácticas en KPMG, en el Departamento de Marketing y Comunicación, apoyando al área de contenidos. Antes de esto, hice prácticas en la revista Capital, redactando noticias relacionadas con el mundo económico. Al terminar esa etapa, entré como becario de redacción en la revista Emprendedores, donde me encargaba de la sección franquicias. Cuando acabé mi contrato, me quedé como colaborador en el mismo medio.

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